lunes, 2 de junio de 2008
FOXP2: Un gen esencial para la lenguaje
La pregunta del millón entonces es: por qué hablamos. Hemos tenido que adquirir esta facultad en algún momento de la evolución, y eso significa que se han tenido que producir cambios genéticos. Estos cambios afectaron a nuestro aparato fonador, el cual resulta particularmente apto para modular el sonido; pero a un nivel más básico, los cambios genéticos tuvieron que afectar a nuestro cerebro. Procesar información y dar las órdenes pertinentes a los músculos para que conviertan esta información en palabras es una tarea extremadamente compleja, y no totalmente esclarecida en términos neurológicos.
Algunos estudiosos han afirmado (con Noam Chomsky a la cabeza) que “el lenguaje es un instinto”. Me apresuro a matizar que –evidentemente- el lenguaje que aprendemos es efecto exclusivo del medio en que nacemos. Sin embargo, la insultante facilidad con que los niños de aproximadamente dos años aprenden a hablar sugiere imperiosamente que hay factores biológicos presentes. Los niños de esa edad están particularmente capacitados para adquirir lenguaje, pero muchas otras funciones intelectuales maduran a edad mucho más tardía. A los cinco años, los humanos normales tenemos un conocimiento tácito pero enorme de las reglas sintácticas. Al mismo tiempo, es fácil suponer que la aparición de un carácter complejo como éste, que requiere cambios concertados en el aparato respiratorio y el cerebro, y que fácilmente confería ventajas a los que los poseyeran, pudiera haber sido seleccionado positivamente en nuestro linaje.
Un argumento empleado por los evolucionistas a favor de que la capacidad lingüística tiene un asiento en nuestros genes, se basa en el estudio de determinadas enfermedades genéticas, tales como el síndrome de Williams o el Impedimento Lingüístico Específico (ILE). El primer caso constituye una forma infrecuente de retraso mental, cuyo origen parece estar asociado a un gen situado en el cromosoma 11 y que afecta a la regulación del calcio. Los pacientes que sufren el síndrome de Williams suelen tener un aspecto físico peculiar; en general son pequeños y delgados, tienen la cara alargada y una barbilla afilada que les da un cierto aire de elfos. El cociente de inteligencia suele estar entorno a 50 y manifiestan claras deficiencias para realizar tareas normales, como atarse los cordones de los zapatos o montar en bicicleta. Sin embargo, su capacidad lingüística es completamente normal, o incluso por encima de lo normal. Varios estudios han demostrado que su capacidad de entender y componer oraciones gramaticalmente complejas está dentro de los valores medios. Además, parecen tener una particular inclinación por el empleo de palabras inusuales y construcciones complicadas. Lo que hace esta enfermedad interesante en este contexto es el hecho de que tenga un efecto catastrófico sobre la inteligencia general, pero que deje intacta la capacidad de usar y entender el lenguaje.
El Síndrome de Impedimento Lingüístico presenta la otra cara de la moneda, ya que provoca serios problemas a los afectados para articular el habla, dejando intacta su inteligencia general y (casi) todos los aspectos no lingüísticos de la actividad mental. En realidad no se trata de una única enfermedad, sino de un conjunto de ellas, y en la mayor parte de los casos parece que hay varios genes implicados, por lo que va a resultar difícil identificarlos. No obstante, un tipo particular de este síndrome, que afecta a una familia inglesa ha permitido realizar uno de los descubrimientos más fascinantes de este campo en los últimos años: la identificación de FOXP2, que puede considerarse como el primer gen que parece estar implicado específicamente en el desarrollo del lenguaje.
La ‘caza’ de este gen comenzó cuando un grupo de genetistas británicos, liderados por Simon Fisher decidió estudiar a una familia, denominada KE en la cual más de la mitad de sus miembros, pertenecientes a tres generaciones, se encontraban afectados. A diferencia de otros casos de ILE, la pauta de herencia de esta enfermedad indicaba que el defecto era debido a un único gen, lo que simplificó mucho su identificación. La concordancia entre el gen afectado, FOXP2, y el síndrome era perfecta. Todos los miembros afectados presentaban la misma mutación en este gen, mientras que todos los miembros no afectados tenían una copia normal del mismo.
FOXP2 codifica una proteína reguladora, en concreto un ‘factor de transcripción’, cuya función es controlar la expresión de otros genes y se sabe que esta proteína se expresa durante el desarrollo embrionario. Sin embargo, FOXP2 no es específico de los humanos, ya que un gen muy similar está presente en todos los mamíferos. Más aun, la proteína también parece cumplir una importante misión en el desarrollo de otros órganos, como los pulmones, aunque la mutación observada en la familia KE no tenía efectos graves en estos tejidos. Aparentemente, esto es una contradicción. Si los científicos estaban buscando un gen específicamente responsable del lenguaje, deberíamos esperar que dicho gen sólo apareciera en el cerebro humano, y no en otros órganos u otras especies. No obstante, la versión humana de este gen difiere en un aspecto que puede ser muy importante para nuestra comprensión del lenguaje.
Cuando el grupo de Fisher, en colaboración con el laboratorio de Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Leizpig, comparó la proteína humana con la correspondiente del chimpancé, encontró solamente dos aminoácidos diferentes de los 715 que tiene la cadena. Dos diferencias en 715 parecen muy poca cosa, sin embargo, los dos aminoácidos que han cambiado (una treonina ha cambiado en el linaje humano a una asparagina, y una aspargina ha cambiado a una serina) pueden afectar a la forma en que esta proteína ejerce su función reguladora, lo que puede dar lugar a un cambio en la expresión de un buen número de genes, los cuales pueden a su vez ocasionar otros efectos. Lo más importante es que estos dos aminoácidos que aparecen en la proteína humana están conservados en todos los individuos (humanos) analizados en un estudio que incluía africanos, europeos, sudamericanos, asiáticos y australianos. Más interesante aun es el hecho de que el cambio de asparagina a serina no aparece en ninguna otra especie de primate. Hay que resaltar que la secuencia de este gen está muy conservada.
En 150 millones de años de evolución, entre el ratón y el chimpancé, sólo se ha producido un cambio; sin embargo, en los 6 millones de años de divergencia entre los humanos y los chimpancés se han producido dos cambios. Otras técnicas genéticas sugieren que el alelo presente en los humanos desplazó a otros alelos (debido a la ausencia de polimorfismo en las inmediaciones de este gen).Los modelos bioinformáticos sugieren que este cambio debió producirse entre 10.000 y 100.000 años antes del presente, una fecha que es concordante con otras estimaciones sobre la aparición de Homo sapiens. En resumen, es posible que las mutaciones en FOXP2 constituyan uno de los cambios genéticos más importantes en la aparición de nuestra especie, si bien aun no podemos estar seguros.
Visto en retrospectiva, no resulta tan extraño que los genes necesarios para el lenguaje estén presentes en otras especies y, asimismo, tengan otras funciones. Al contrario, resulta improbable que la capacidad lingüística de los humanos no surgiera a partir de capacidades cognoscitivas ya presentes en los primates. Por otro lado, no es necesario postular la aparición de genes completamente nuevos, ya que cambios cuantitativamente pequeños en la secuencia de una proteína pueden dar lugar a modificaciones muy importantes en la forma en que dicha proteína funciona. En general, la evolución actúa mediante pequeñas modificaciones sobre los elementos existentes y raramente mediante la aparición ‘en el vacío’ de nuevas estructuras: Natura non facit saltum.
domingo, 1 de junio de 2008
DE SAUSSURE Y CHOMSKY
Aunque para estos días las teorías de De Saussure son rebatidas y llegan al punto de generar tonos despectivos, resulta arrogante no ser consciente de que este lingüista del siglo XIX ha sido uno de los mayores pilares en la teoría lingüística, al punto de que se creara una escuela que se dedicó a estudiar sus teorías y analizarlas al fondo, como lo es el Círculo Lingüístico de Praga. Esta escuela lingüística basa su teoría en uno de los mayores aportes de De Saussure: LAS DICOTOMÍAS.
Son muchas las dicotomías creadas por De Saussure, pero tal vez la más significativa es la de LENGUAJE/ HABLA. Ya que de ella se desprenden las demás, como lo son las de SIGNIFICANTE/ SIGNIFICADO, DIACRONÍA/ SINCRONÍA, RELACIONES PARADIGMÁTICAS/ RELACIONES SINTAGMÁTICAS, entre las más notables.
Ahora daremos una pequeña explicación de cada una. LENGUAJE/HABLA: para de De Saussure el lenguaje era la facultad que tenemos los seres humanos para comunicarnos y el habla la herramienta de esta facultad. La dicotomía de SIGNIFICANTE/ SIGNIFICADO es una explicación psicológica al acto de significar; para de De Saussure la idea abstracta en la mente era el significante, mientras que la idea concreta y tangible era el significado; un ejemplo de ésto es ÁRBOL, así en nuestra vida nunca hayamos visto una especie de árbol, su forma hará que lo relacionemos, esta es la idea abstracta, mientras que siempre que veamos el morfema ÁRBOL, sabremos que estamos hablando de cierto tipo de planta que… DIACRONÍA/ SINCRONÍA es para el estudio de la lingüística una de los mayores aportes de este lingüista, ya que da pautas para el estudio; la sincronía es el estudio de un hecho lingüístico en un punto específico del tiempo, mientras que la diacronía es el estudio a través de la historia de los hechos lingüísticos.
Y tal vez uno de los mayores aportes de De Saussure es su seguidor André Martinet, quien hizo parte del círculo de Praga como uno de los mayores exponentes, quien dio profundidad y análisis a la parte auditiva del lenguaje, ya sea la parte Fonética o sea la parte Fonológica.
APORTE DE NOAM CHOMSKY
Definitivamente la aparición de este señor para la lingüística fue uno de los mayores aciertos de la historia. La Gramática Generativa Transformacional, que pasó de explicar lo que sucedía con los hechos lingüísticos para empezar a predecirlos. Con Chomsky se crea lo que para muchos es la segunda gran dicotomía de la lingüística: COMPETENCIA/ ACTUACION: la competencia es ese conocimiento de la gramática y de las reglas preestablecidas de una lengua, mientras que la actuación es el uso de ese conocimiento gramatical, al tiempo que como se actualiza esa gramática por medio del uso, y por esto mismo, la actuación no representa la competencia.
Fue Chomsky el primero en hablar de EL HABLANTE OYENTE IDEAL, y lo hace de una forma científica, afirmando que éste solo existe en la mente del lingüista, ya que no todos hablamos como lo dice la regla, y no todos escuchamos los verdaderos sonidos que se deberían escuchar.
Otro aporte de Chomsky fue el explicar una lengua de forma matemática, afirmando que con un conjunto finito de elementos, podemos producir infinitud de oraciones dentro de la regla, y que así no hayamos escuchado una oración antes, la podamos entender.
Por último, daremos una breve introducción a lo que es y porqué es la Gramática Generativa Transformacional. Gramática, porque tiene sus bases en las reglas ideales de hablar, escribir y escuchar de una lengua. Generativa, porque tiene su origen en las lenguas, y no puede ser concebida fuera de ella. Y transformacional, porque para de una estructura profunda a una estructura superficial.
CRITICAS
“(Saussure) declara en términos propios (p.100) que “el signo lingüístico no tiene una cosa y un nombre sino un concepto y una imagen acústica”. Pero asegura acto seguido que la naturaleza del signo es arbitraria porque no tiene con el significado “nexo alguno natural con la realidad”. Es claro que el razonamiento está falseado por el recurso inconsciente a un tercer término, que no estaba comprendido en la definición inicial. Ese tercer término es la cosa misma, la realidad cuando habla de la diferencia entre (…), se refiere a pesar suyo al hecho de que dos términos se aplican a la misma realidad. He aquí, pues, la cosa, que había sido primero excluida por principio de la definición del signo, entrando por un rodeo e instalando permanente mente la contradicción" LENGUAJE Y PSICOANÁLISIS, LINGÜÍSTICA E INCONCIENTE. MICHEL ARRIVÉ. 2004.
lunes, 24 de marzo de 2008
LA LINGÜÍSTICA DEL LENGUAJE VISTA COMO EL ESTUDIO DE SIGNIFICAR.
Para empezar a hablar de la significación del lenguaje, es necesario comenzar hablando de De Saussure, que da aportes para la creación de la lingüística, pero al mismo tiempo la limita, ya que él encasilla la lingüística dentro de las ciencias descriptivas, netamente formalista, excluyendo el nivel explicativo de los hechos del lenguaje, puesto que para la significación, toma una concepción única, dejando de lado al hablante como usuario personal de la lengua, ya que según él, la significación es única y deja todo el estudio de este tema a la semiología, sin darse cuenta, como si lo hicieron otros teóricos, que la semiología hace parte de la lingüística, no siendo una ciencia aparte.
Y para entender a la lingüística como la ciencia que también debe estudiar la significación, algunos teóricos del lenguaje, defienden que la lingüística no debe estudiar la lengua, sino la facultad que hace posible la lengua: el lenguaje. Hjelmslev defendía esta propuesta y tomaba como apoyo a la sociología, ya que en los diferentes hablantes, se encuentran los verdaderos hechos del lenguaje; pero su propuesta cae, al retomar lo propuesto por De Saussure de la ciencia descriptiva, y además por la falta de argumentos en su propuesta por su muerte prematura. Otro teórico que defendió la lingüística como ciencia del lenguaje, fue Noam Chomsky, que propone que la lengua son los enunciados de la facultad. El gran avance de esta propuesta, es desligar a la lingüística de lo inductivo, y asociarla a otras lenguas, lo que define Payrató como la lingüística aplicada. Chomsky también afirmaba que el lenguaje es una facultad exclusivamente humana, que era capaz de crear lenguas ricas y estructuradas, desde bases rudimentarias; esta teoría es restrictiva para la ciencia del lenguaje, ya que limita al lenguaje, puesto que esta facultad es capaz de crear infinitud de formas de representación, sin importar si son verbales o no verbales.
Para ligar la semiología a la lingüística, Barthes afirma, que el método propuesto por la lingüística es el método más preciso para iniciar la explicación de los fundamentos primarios de la semiología. Y en este estudio, se da cuenta que la semiología actúa como metaciencia de la lingüística. Para la explicación de las diferencias entre signo y símbolo, Barthes toma la teoría de De Saussure de las relaciones paradigmáticas (en ausencia) y las relaciones sintagmáticas (en relación), proponiendo que en todo tipo de símbolo hay tres relaciones: una interior, lo que para De Saussure era la dicotomía de significado/significante; y dos exteriores, una virtual (paradigmática) y otra actual (sintagmática).
En toda acción de significar, tanto la semiología como la lingüística, entran a accionar: la semiología estudia los símbolos y procesos de significar, y la lingüística, porqué se uso dicho proceso y dichos símbolos, o signos linguisticos.
lunes, 17 de marzo de 2008
Manteca Alonso. Lingüística general.
El término lengua ha sido explicado por muchos como el órgano del pensamiento, que usa el habla como su herramienta, y solo la puede usar, quien sepa la lengua. El estudio de los lingüistas es el del hablante-oyente ideal, que solo reside en la mente y en el estudio de los teóricos.
Para este estudio de lengua-lenguaje-habla, la lingüística se ha asociado con la psicología, porque para el estudio de ésta, se deben mirar los cambios que ocurren en la lengua, y allí es donde entra esta ciencia, ya que mira los cambios que se pueden dar tanto semánticamente como fonéticamente, pues ocurren en el pensamiento de los hablantes.
Toda lengua, después de un estudio de los factores semánticos y fonéticos, llega a generalidades con otras lenguas. Para llegar a éstas, se debió hacer un estudio basado en hipótesis, con una serie de proposiciones, que debían ser falsables o corroborables, según la experiencia con otras lenguas. Y pues la lengua al no ser una ciencia cultural, ya que en la cultura se puede medir desarrollo, pero en una lengua no, debido a que todas las lenguas son equivalentes, más no las culturas a las que pertenecen dichas lenguas.
Como el estudio científico está en perpetuo cambio en cualquier lengua, la mejor forma de crear teoría e hipótesis, es creando ejemplos negativos que puedan contrastar con la hipótesis planteada. Y mediante este ejercicio se darán los dominios de estudios de la hipótesis y sus elementos. Si aparece entre estos elementos un dato negativo, la hipótesis no debe ser desechada, hasta encontrar una mejor, pues la hipótesis en la ciencia, se pueden corregir; y ya en casos especiales, los elementos negativos a la hipótesis puedes ser una excepción a la regla, y podrá nacer otra hipótesis que estudie dicho fenómeno.
Para que el estudio de los objetos del dominio sea fructífero, se debe establecer una organización dentro de los elementos y sus clases. La organización consiste en agrupar elementos con generalidades similares es sus características. Para clasificarlos hay que establecer un concepto que encierre a todos los elementos.
Una vez clasificados y estudiados, se genera un hecho lingüístico. Cada hecho lingüístico es el resultado de una hipótesis, ya que no existen hechos lingüísticos de por sí. Cada hecho puede ser explicado por una ley que fue previsto para una circunstancia especial, como lo puede llegar a ser el aspecto sonoro de cualquier lengua.
PEIRCE - E.M. CIURAN
El acercamiento se hace según Peirce, ya que Saussure toma su dicotomía como algo general e innamovible de significado-significante, como algo colectivo. Mientras que Peirce lohace de una forma muy individual, ligando lo significado a la experiencia.
"La palabra roba las prerrogativas a la nada inmediata en la que vivimos..." Pág. 22
2. Es la parte mas subjetiva e individual para cada persona, pues encuentran en las emociones, ya cada persona tiene sus propios sentimientoss y su propia forma de persibir la realidad; es por ésto que se acerca a Peirce, nuevamente, ya que P. habla de una semiosis individual, una forma subjetiva que depende de la experiencia para persibir la realidad.
"¿dónde buscar lo real? en ninguna parte fuera de las emociones. Lo que no sube hasta ellas es como si no existiera". Pág. 21
3. Ciorán les da el valor de lo verdadero,ya que es en ellas donde la realidad toma un sentido, y si no lo tomara, es como si no existiera. La realidad y las emociones van de la mano para fabricar lo que existe, lo verdadero.
"Un universo neutro (sin emociones) es algo más ausente que no ficticio." pag 22
4.Es totalmente subjetiva y afectiva, entre el objeto y el signo, dejando de lado la arbitrariedad Saussuriana. Tomando como signo cualquier cosa que pueda significar, recordar o hacer sentir al interprete, desligando la semiosis de la lingüística para hacer una ciencia aparte: la semiótica.
sábado, 8 de marzo de 2008
La inconmensurabilidad interlingüística y la imposibilidad de la traducción
En varias ocasiones Sapir se ha referido a la “inconmensurabilidad” de las lenguas. Esto ha sido interpretado por un número importante de lingüistas como una afirmación de la radical diferencia entre los sistemas lingüísticos y de las visiones de mundo a ellos asociadas y como una defensa de la imposibilidad de la traducción. El autor aboga por la imposibilidad de la traducción representando un auténtico absurdo. En primer lugar, porque sólo con acercarnos a una de sus investigaciones comprobamos que Sapir recurre al mecanismo de la traducción constantemente, convirtiéndose en una de sus herramientas fundamentales en la labor de contraste multiidiomático. De todos modos, es cierto que en diferentes momentos de su obra Sapir habla de la “inconmensurabilidad de la experiencia mediatizada por la lengua”, pero debemos juzgar esta afirmación en el conjunto de su obra, y no de manera aislada.
Si extendemos nuestra mirada al conjunto de la producción sapiriana inferiremos que el concepto de “inconmensurabilidad” significa que todo aquello que forma parte de un sistema y es despojado de él, verá modificado su valor. No existen, por lo tanto, correspondencias absolutas, ya que todo debe contemplarse dentro del entramado que le corresponde. Se trata de una idea que hace patente el trasfondo estructuralista y funcional del pensamiento sapiriano y que trasciende el marco de la Lingüística. Por ejemplo, la visión de un mismo objeto realizada por dos personas diferentes no es equivalente puesto que cada una de ellas proyectará su propio punto de vista en función del bagaje de sus experiencias y, como resultado, la interpretación resultante será divergente. De igual manera, la categoría “número” tendrá valores distintos dependiendo del sistema lingüístico en el que se incardine —en la lengua yana, por ejemplo, se agrupa con los elementos de carácter léxico, mientras que en la lengua inglesa pertenece al conjunto de las categorías gramaticales. Una última ilustración: una misma historia infantil contada en Japón y en la tribu Hopi no tendrá el mismo valor (funcional) ya que dependiendo del contexto cultural se teñirá de connotaciones diferentes. Partiendo de estas premisas, Sapir entiende que el traductor no debe perseguir paralelismos absolutos. El trasvase exacto de la información de la lengua fuente a una lengua meta nunca podrá producirse dado que es necesario realizar una tarea de recontextualización previa para conseguir un texto que, sin perder de vista el original, se acomode a la nueva situación de recepción. En este sentido, Sapir entiende que la actividad traductológica consiste en el establecimiento de un diálogo entre culturas y entre modos de entender el mundo diferentes. En esta tesitura, el traductor debe ser capaz de sumergir-se en los valores y estructuras del sistema lingüístico-cultural de llegada y acomodar a él los contenidos vertidos en el texto original sin caer en el etnocentrismo.
Sapir expone de manera clara su teoría sobre la actividad traductológica con textos literarios en el capítulo XI de Language .Sus palabras no dejan lugar a dudas: por delante sitúa el principio de que siempre es posible traducir de unas lenguas a otras. Sin embargo afirma —refiriéndose a la literatura— que es inútil pretender reproducir en la lengua meta los mecanismos estéticos que son característicos de la lengua fuente. Se podrán respe-tar los contenidos del original, pero constituye un error pretender calcar las estrategias estilísticas empleadas en el texto de partida, ya que el resultado será completamente antinatural.
En conclusión, al utilizar la metáfora de un plano de coordenadas, Sapir está intentando comunicar que las lenguas son inconmensurables en el sentido de que las unidades que las componen sólo tienen significado dentro del sistema propio de cada una de ellas. Toda tarea de extrapolación provocará que el valor original se desvirtúe. Se trata de un principio que Sapir aplica no sólo en el terreno de la Lingüística, sino también en su investigación antropológica, psicológica y artística
El relativismo lingüístico en la obra de Edward Sapir.
Una revisión de tópicos infundados
María Xosé Fernández Casas